Edward Bellamy (1850-1898, Massachusetts) fue quizás el escritor más representativo y el que más influyó en el socialismo de los Estados Unidos del Siglo XIX. Junto a Mark Twain forma el dueto de escritores con gran conciencia social de la Gilded Age. Si bien Twain es el autor más reconocido de todo el Siglo XIX estadounidense, siendo de hecho, el autor que nombró esta etapa cultural de pillería y desigualdad, Bellamy fue de los primeros autores que utilizaron la Utopía para escapar de esta realidad. Pero esta Utopía, no solo servía para sumergir al lector en otro mundo mejor del que vivía, Bellamy en estas utopías insertaba la promesa de una sociedad igualitaria, mejor, más moderna bajo la forma de un sistema Socialista. Debido a esta conciencia social y su apuesta por el Socialismo, fue el escritor más influyente en el Movimiento Obrero estadounidense hasta la llegada en el siglo XX de Upton Sinclair que relataría la dureza de la presentada como “idílica” vida en el Oeste norteamericano.
De hecho, fruto de su novela Looking Backward -que analizaremos en otro artículo- se crearían unos Nationalist Clubs que se dedicaban a la lectura de esta novela, debatir sobre su propuesta de nueva sociedad y propagarla. No cabe duda de que estos clubs fueron el germen del movimiento “populista” estadounidense, el People´s Party. Este partido populista del Siglo XIX enraizará directamente con el movimiento obrero estadounidense de la mano del Sindicato Knights of Labor, al principio secta masónica, luego el sindicato más importante de todo el S. XIX con más de un millón de afiliados. Al contrario de lo que la conciencia popular nos dice, Estados Unidos como país antisocialista, en este país hubo un movimiento obrero muy potente con la cultura política socialista dentro de él y así lo relata la literatura de esa época. Su historiografía ha tratado de ocultar este tema, y casi lo ha conseguido, aunque el término “socialismo” vuelve a recuperar su popularidad, que tenía en la época de Bellamy o Sinclair, gracias al candidato independiente del partido demócrata Bernie Sanders, autodenominado socialista, que intentó disputarle la carrera por la candidatura demócrata a la presidencia del país a Hillary Clinton, con un gran triunfo entre los jóvenes. La obra que queremos analizar en este artículo no es su obra más famosa Looking Backward (1888), sino su secuela Equality (1897) por el capítulo de The Parable of the water tank. La elección de este capítulo no es arbitraria, ya que éste fue un verdadero vertebrador de la “Identidad Socialista” en Estados Unidos. Este capítulo fue utilizado por muchos círculos y partidos socialistas ya que era una fácil explicación del socialismo que se quería en aquella época para Estados Unidos, y tiene un lenguaje y una simpleza que hace su comprensión fácil y memorizable. La Parábola muestra una analogía entre nuestra sociedad y aquella sociedad que necesita del agua para subsistir; Capital-Agua. El texto explica con una simpleza extraordinaria y sin mencionarlos, términos marxistas como: clases sociales, lucha de clases, plusvalía, medios de producción y las crisis cíclicas del capital. Los términos están explicados de una manera tan simple y breve que contrasta con los textos de Engels y Marx, complicados para no letrados y sin olvidar las malas traducciones que circulaban por Estados Unidos en esta época. En la parábola tenemos una sociedad que necesita para subsistir el agua que es almacenada en un depósito (medios de producción), pero este depósito está en manos privadas (Capitalistas-Burguesía), para que la sociedad pueda subsistir se llega a un acuerdo por la que el resto de las personas (obreros) trabajarán (ofrecen su fuerza de trabajo) para llevar agua al depósito y así después acceder a la misma. El problema es que al tener los capitalistas el depósito, ellos pueden elegir el sueldo a pagar a cambio del trabajo de los otros (plusvalía). Es decir, llegan a un acuerdo por el cual darán un penique por cada cubo de agua que llegue al depósito, pero para retirarlo se tendrá que pagar dos peniques quedando un beneficio de un penique a los dueños sin haber trabajado, solo por poseer el depósito, o como dice el texto; “La diferencia de precio será nuestro beneficio, teniendo en cuenta que si no fuese por ese beneficio no haríamos nada por vosotros y todos pereceréis”. En menos de un párrafo, Bellamy nos ha explicado toda la teoría marxista sobre el trabajo y la plusvalía y la ha explicado de una forma muy didáctica sin términos “complicados” o que implican una toma de conciencia de una “Identidad Marxista”. El autor prefiere utilizar términos como trabajadores o dueños, con los cuales se pueden sentir más identificados en su época sin tener que romper o proponer nuevas identidades hasta el momento. Luego Bellamy explicará las crisis de capital. En la parábola sucede cuando el depósito rebosa por simple lógica; si el trabajador recibe un penique por llevar un cubo, pero necesita dos para retirarlo, por mucho que trabaje nunca tendrá el suficiente poder adquisitivo para retirar la misma cantidad de agua que lleva al depósito, por lo que el nivel de agua crecerá hasta que rebose. Y es en este momento cuando los capitalistas prohíben llevar más cubos de agua al depósito, entonces, los trabajadores se quedan sin su sueldo y nunca podrán retirar agua para bajar el nivel del depósito, es un desajuste entre la oferta-demanda en el sistema capitalista. Llegados a este punto Bellamy caricaturiza a la clase alta contando en la obra que hacen piscinas con el agua del depósito para ellos y sus familias, mientras la clase trabajadora se muere de sed. Explicando así el antagonismo entre las dos clases y como sobre los beneficios no trabajados de una muere la otra. También caracterizará a los economistas llamándolos “adivinos” mandados por los capitalistas para confundir con sus explicaciones, ya que cada uno da una diferente a los trabajadores. Pero cuando los trabajadores se están empezando a morir de sed empieza el conflicto; la lucha de clases. La gente va hacia el depósito para protestar y entonces los capitalistas cogen a los jefecillos de esta especie de motín y les prometen a cambio de defender su propiedad privada del depósito, su estilo de vida, lo que Marx, Engels y sobre todo Gramsci tratarían de explicar en el término “Hegemonía Cultural”, los jefecillos de la revuelta ceden ante esta promesa abandonando a su clase social para estar al servicio de los capitalistas. Incluso en este servicio a los capitalistas tienen que enfrentarse a su clase social a la cual siguen perteneciendo, aunque se crean superiores por su nueva forma de vida. Aquí Bellamy nos está explicando dos fenómenos: el papel del Estado como agente represor duro y el de la Hegemonia Cultural como agente “represor blando”. Explica al Estado y su poder creando a las Fuerzas de Seguridad. Para él – y para los socialistas- este Estado está al servicio del capital y pone a su disposición todas las herramientas con las que cuenta, perdiendo la utilidad para la cual fue “creado” (representar a la sociedad). Aquí Bellamy hereda la Cultura Política tanto socialista europea como liberal, presentando al Estado como un ente que encarna a la clase social alta únicamente, imposible de cambiar y que, de hecho, es el gran Leviatán de Hobbes, es el Gran Estado que aplasta a los individuos. Una vez que los capitalistas han gastado todo el agua del depósito, anuncian alegremente que la crisis ha terminado y que volverán a contratar a los trabajadores bajo el mismo acuerdo anterior por lo que el deposito tarda poco en rebosar otra vez y entonces vinieron una serie de personas que explicaron al pueblo el por qué pasaba frecuentemente y dieron con la solución, que era que los trabajadores tomasen la propiedad del depósito y se autorganizasen ellos para repartir los beneficios vía democrática y de forma equitativa (colectivización los medios de producción). En esta obra literaria podemos ver varias características del socialismo que piensa Bellamy y el que heredará el movimiento obrero estadounidense. Lo primero que tenemos que señalar es la forma del texto y como el mismo nombre, Parábola, nos lo indica, está utilizando una forma literaria propiamente religiosa. La explicación es simple: Estados Unidos es un país con una sociedad muy religiosa y los primeros socialistas que empezaron su actividad en este país se dieron cuenta de ello. Para facilitar la asimilación de su ideología y gracias a la lejanía que separa América de Europa, pudieron tener cierta “libertad” para desarrollar una Cultura Política socialista en la que la religión tenía un papel bastante importante. Aquí, a través de la literatura, podemos observar la creación de una Identidad Socialista estadounidense heredera de la Identidad Estadounidense común. Una sociedad religiosa como la estadounidense no habría aceptado el Materialismo Histórico y los primeros socialistas estadounidenses decidieron omitir esta parte del marxismo para que tuviese mayor aceptación en la sociedad. Lo podemos ver en la frecuencia con la que Bellamy hace referencia a Dios y a la religión, y en el final “Y la bendición de Dios descendió sobre aquella tierra para siempre”. Otra característica que se enlaza con la anterior por cuestiones religiosas es el “individualismo” de este socialismo. Este individualismo es fruto del protestantismo en la sociedad estadounidense, el protestantismo al concederle mayor importancia al individuo para su salvación que a la sociedad hace que los estadounidenses siempre hayan desconfiado del estado –de la sociedad- y piensen que puede llegar un momento en el que este estado les quite, lo que para ellos es lo más preciado que tienen, las libertades individuales. Por eso los socialistas se tuvieron que amoldar, una vez más, a esta sociedad peculiar y sabiendo que el socialismo ortodoxo no iba a ser la solución en esta sociedad intentaron “inventar” otro tipo de socialismo más acorde a esta sociedad, el socialismo de autogestión obrera. La autogestión obrera implica que al colectivizarse los medios de producción estos no serán controlados por un organismo estatal, si no por los mismos obreros, habiendo democracia interna en la nueva estructura de la “empresa”. Por lo que aquí se elimina de un plumazo la utilidad de un estado en esta sociedad socialista. |
AutorJaime Caro Morente (Universidad Autónoma Madrid) |