This article was originally printed and uploaded in Industrial Worker in english and Solidaridad of the Industrial Workers of the World ¿Por qué tiene éxito el discurso de la alt-right americana y la izquierda no tiene ningún arma efectiva para frenarlo? Porque ambos se mueven en las mismas categorías de “Libertad”, “Individuo” y “Propiedad” inherentes a la cultura política republicano-demócrata fundadora de Estado Unidos; aunque jerarquizadas de distinta manera. Ambas opciones políticas naturalizan las diferencias ontológicas nacidas en la Modernidad y de acuerdo a estándares eurocéntricos y blancos: la misión civilizatoria como justificación del genocidio, la esclavitud y el sexismo. Será así como nazcan las categorías de raza y género.
No se está diciendo que la izquierda defienda el racismo y el sexismo, sino que opera con las categorías post-ilustradas que fundaron esas dos opresiones. Esto es posible ya que en el seno de las propias categorías de opresión se encuentra la posibilidad de su superación, pero no de su eliminación. Es por ello que en este artículo se propone dar un giro más al discurso político y examinar las capacidades emancipatorias de la deconstrucción de estas dos categorías (Género y Raza). Será esta relación la que opere en la Ilustración estadounidense, agente de la Independencia y la Revolución del ´76. Estas se ampararán en la convicción radical del ser humano como un ser creado por Dios que les dota de raciocinio y que, por lo tanto, tiene inherentes unos derechos naturales cognoscibles. Estos derechos serán Propiedad y Libertad, así todos los hombres que disfrutasen de estos dos derechos podrían ser iguales y felices. However, no todos los seres humanos eran sujeto político activo de/en la Ilustración. Desde finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, nacerán las otras dos categorías centrales de este artículo: raza y género. El hombre blanco, en el pasado, ya había tenido contacto con poblaciones negras, y de hecho ya las había esclavizado; sin embargo, la naturaleza de esta dominación se basaba en una superioridad técnica, como el contar con armas de fuego. (unir y clarificar esto más) Al mismo tiempo, hombres y mujeres eran conocidos como sujetos humanos pero la naturaleza de la relación entre ellos no estaba condicionada por el género (tal y como lo entendemos en la actualidad). Será el cientifismo ilustrado que creía, como ya hemos dicho, que el hombre era un ser racional, el que considere que la existencia de poblaciones con pieles no blancas es la manifestación empírica de la existencia de diferencias biológicas y naturales entre los blancos y otras poblaciones. Esto sumado a que estas poblaciones eran culturalmente distintas a la de los colonizadores europeos llevará a estos últimos a creer que la superioridad técnica -categoría de Progreso- era también la manifestación empírica de una supuesta superioridad sobre poblaciones no blancas. Del mismo modo que el hombre blanco colonizó los cuerpos y las mentes de las poblaciones no blancas, hará lo propio con las mujeres. Es decir, se ampararán en la relegación histórica de las mujeres con respecto a ciertas profesiones y la exclusión Ilustrada de la mujer de la política para inventar a la “mujer” cómo un sujeto irracional, sentimental y, por lo tanto, inferior, creando la feminidad. Este es el proceso por el cual surgirán Raza y Género, y es la base para el discurso supremacista de la Alt-Right. La Derecha Alternativa centra su estrategia política en la victimización del opresor, es decir, la victimización de la masculinidad blanca. El cuestionamiento de los privilegios blancos y masculinos por parte de la población oprimida es interpretado por parte de la Alt-Right como la negación de la propia identidad. Es decir, interpretan su posición ontológicamente opresora como igual a las demás identidades porque existen leyes que reconocen derechos a las mismas pero sin establecer una igualdad radical entre ellas. Moreover, utilizan las categorías fundacionales de Estados Unidos y la Modernidad de libertad e igualdad, con su connotación opresora en los tres ejes raza, propiedad y género, para llevar a cabo una estrategia de victimización y reivindicación de una “igualdad radical” entre todas las identidades, que en realidad supone un reforzamiento del privilegio blanco. Sólo deconstruyendo la blanquitud como opresión y no como identidad se puede desmontar su discurso. La izquierda estadounidense esta fallando en tratarles como una identidad más, validando su discurso y su narrativa: hombres blancos, clases obreras y medias blanca. Este proceso tiene sus orígenes en el nacimiento de los Nuevos Conservadores en el contexto de la lucha por los derechos civiles. Esta misma victimización estará presente y tendrá continuidad en el discurso neoconservador de los años sesenta y setenta, donde feminismos, movimientos antirracistas y movimientos anticapitalistas del entorno de la New-Left eran presentados como nihilistas, antiamericanos y deseosos de destruir los fundamentos de la sociedad y la moral americana. Esto hace que nos planteemos diversas cuestiones: 1) Lo que tradicionalmente se ha concebido como valores tradicionales estadounidenses, y que comenzaron a ser cuestionados durante los años sesenta, era en realidad la articulación de los valores propiedad, libertad e individuo desde una posición exclusivamente blanca, masculina y eurocéntrica; 2) Los años sesenta supondrán la eclosión de las consecuencias políticas de la postmodernidad y permitirán el posterior cuestionamiento emancipatorio de la deconstrucción de las categorías de género y raza durante los años ochenta. Serán estas oportunidades emancipatorias las que trataremos a continuación. Comenzaremos deconstruyendo la categoría de raza, más concretamente la dialéctica blanquitud y negritud. El concepto de raza surgió sobre la existencia de seres humanos con distinto color de piel y la resignificación de la anterior dominación física y militar de los europeos sobre los negros: esclavitud y exterminio. El color de la piel junto a la diversidad cultural de estas poblaciones se le dotó de un significado de diferencia natural, construyendo una relación jerárquica entre blanquitud, civilizada y superior, y negritud, por civilizar e inferior. Esto implica que la blanquitud y la negritud son conceptos eurocéntricos creados en la relación de mismo y otro. Lo que queremos decir es que el hombre blanco se situó a sí mismo como paradigma de la normalidad, generando al Otro (la negritud) como compendio de todas las categorías opuestas a la normalidad. De este modo, se creaban dos cajones estancos a llenar con características inventadas, lo que implica que la blanquitud es una fantasía eurocéntrica llenada de valores positivos según el estándar ilustrado y aplicada a la población blanca europea de modo arbitrario y con la función de crear una identidad por oposición frente a otro al que también se llenó de cualidades inventadas y negativas que reforzaría la identidad dominadora blanca. (SI QUEREMOS COMPLICAR MÁS LAS COSAS, DECIMOS QUE A SU VEZ ES UNA MASCULINIZACION DE LO BLANCO Y UNA FEMINIZACION DEL OTRO). La blanquitud es una categoría ontológica opresora basada en la dominación y colonización de cuerpos, mentes e identidades. Esto abriría la puerta a una estrategia política radical para enfrentar el nacionalismo blanco supremacista. En tanto que su fundamentación biologicista no tiene base científica ni histórica entendida como verdad o descubrimiento de una verdad. Lo mismo pasó con la categoría de mujer, su relegación histórica y su exclusión de ciertas profesiones, se vio como una evidencia empírica de la diferencia con respecto al hombre y de su inferioridad como sujeto racional. Además, la relación binaria entre hombre/mujer y la posterior relación binario entre los géneros masculino/femenino no es desligable del concepto ilustrado de individuo y la construcción dicotomica-dialectica de la Modernidad. Un ejemplo para clarificar esto podría ser la existencia de culturas pre-europeas y no europeas donde existen más de dos géneros, o, la existencia de culturas donde la genitalia no tiene relevancia ninguna en la construcción de la individualidad puesto que esta última no tiene existencia. La construcción binaria del género es la naturalización de unas categorías y asunciones modernas que en la actualidad no sólo coloniza a poblaciones que anteriormente no operaban con género, sino que también oprime a aquellas personas que no se identifican con esos estándares: transexuales y géneros fluidos. Entonces la oportunidad de superación o de ataque radical al discurso sexista de la Alt-Right, no sería la defensa la identidad del sujeto “mujer” o “mujeres” sino su deconstrucción junto a la del sujeto opresor “hombre”. Esta sería una solución emancipatoria que incluiría a los sujetos transfemmes, cismujeres y género fluido, independientemente de su racialización y orientación sexual, dando también cabida a aquellos sujetos cuyos cuerpos han sido colonizados con la categoría de género. Lo que proponemos en este artículo no es cesar las reivindicaciones de los colectivos racializados, de mujeres y LGTBI+ sino llevarlas a su máxima radicalidad: la extinción total de las categorías que dieron nacimiento a su opresión, previo paso de la denuncia y reparación de las mismas.
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AutorASJaime Caro Morente, doctorando Universidad Autónoma de Madrid |