Kati Horna, Breve biografía artística hasta la Guerra Civil española. (Los años de formación en “el oficio”) La señorita Kati es una gran artista de la fotografía. Pero todo a base de ideas de explosiva expansión humana. Es una joven húngara, inquieta, de ojos risueños y alucinados. Trotamundos, romántica, estuvo en la guerra española a la caza de agonías y de gestos dramáticos: encontró a Francia demasiado vieja, perdió su ciudadanía y vino al amparo de México con unos papeles provisionales. […] Delgadilla, ligera, curtida de aire, su piel y su pelo tienen el color exacto del polvo de los caminos. Sus ojos, su sonrisa que le llena la faz de arrugas tempranas, son como esas lagunas con el azogue seco del polvo de los desiertos. (VV.AA. 2013, p.2) Kati Horna nace bajo el nombre de Katalin Deutsch Blau el 19 de mayo de 1912 en Szilasbalhás, Hungría. Al poco tiempo sus padres se mudan a Budapest. Crece en el seno de una familia judía agnóstica, acomodada, en un barrio elegante de Pest. Durante la adolescencia empieza a interesarse por la política. Al igual que muchos otros jóvenes de Budapest entra en contacto con las ideas de Lajos Kassák (1887-1967), esto es de vital importancia ya que en sus “fotografías documentales sociales se siente la influencia de Kassák.” (VV.AA. 2013, p.24) Este escritor y pintor era uno de los precursores del arte de Vanguardia en Hungría. De origen humilde se interesaba por el movimiento obrero, veía en el arte una forma de transformar la sociedad, en el gesto del artista de vanguardia un arma en contra del clasismo y en la fotografía documental una forma de dar a conocer al mundo la pobreza en la que mucha gente vivía. Kati conoce en esta época a dos de quienes serán amigos muy queridos a lo largo de su vida Endre Ernő Friedmann, mejor conocido como Robert Capa y Emerico “Chiki” Weisz, con quien compartirá hasta su muerte, exilio en la Ciudad de México. En 1930 llega a Berlín, donde trabaja como obrera en una fábrica de fuegos artificiales por las mañanas y por las tardes y días libres como reportera para la agencia Dephot[2] (Deutsche Photodienst), lo que la acerca al mundo artístico e intelectual de la capital germana. Se integra al círculo de Bertolt Brecht (1898-1956) y a la Escuela de la Bauhaus, escuela en la que el titular de la asignatura de fotografía era el también húngaro Lászlo Moholy-Nagy (1895- 1946), para quien la imagen fotográfica era la expresión de la modernidad: El objetivo de la cámara es el método ideal de representación. La presentación objetiva de los hechos por la cámara libera al espectador de la dependencia en la descripción personal de cualquiera y lo hace más apropiado para formar su propia opinión. La inclusión de la fotografía en el diseño del cartel causará otro cambio vital. Un cartel debe transportar al instante todos los altos puntos de una idea. (Loup Sougez, M. 2013, p.328) La Escuela de la Bauhaus, considerada la escuela de arte y diseño más importante del siglo XX, fue una de las escuelas en las que se dio una masiva matriculación femenina, tan sólo en el año de apertura de la misma 1919, de 207 estudiantes 101 serán mujeres, lo cual planteo ciertos problemas a la dirección de la misma. Se les intentó orientar a los talleres de tejido, se argumentó respecto a su falta de fuerza para la representación espacial y se les intentó clasificar como “artesanas” impidiendo su propia autoafirmación como creadoras artísticas. “A pesar de los inconvenientes que sufrieron las alumnas, los resultaos artísticos de las jóvenes que se formaron allí fueron espectaculares […] Disfrutaron de una efervescencia artística sin igual, con influencias tan variadas como las del Expresionismo, el Constructivismo ruso, la Nueva Objetividad, Dadaísmo.”(Vadillo, 2010, p.75) A Moholy-Nagy le debe la teorización del concepto de serie fotográfica, que marcará toda su producción fotográfica, creando desde series hasta cuentos y narraciones visuales. Las fotografías mismas de la Guerra Civil tienen un sentido por si solas, sin embargo es cuando las observamos como series cuando podemos ver claramente la intención de la fotógrafa. Con la inminente llegada de Hitler al poder, Horna regresa a la casa familiar. Su madre le regala una cámara Linhof (cámara de gran formato) y la manda a aprender el oficio al taller de József Pécsi (1889- 1956), en palabras suyas, su mentor fotográfico. Pécsi era uno de los fotógrafos húngaros más importantes de la época, había sido profesor en la Escuela estatal de Fotografía y fue un pionero en las técnicas del autorretrato y el desnudo, así como en el terreno de la fotografía publicitaria. Era muy cercano a las enseñanzas de la Bauhaus, técnicas que la misma Horna ya había aprendido durante su estancia en Berlín. En la escuela de Pécsi se reencontró con Robert Capa, quien la acerca al grupo de fotógrafos “Trabajo” (Munka) cuyo líder era Lajos Kassák y con quien trabajaba Judit Kárász (1912- 1977) una fotógrafa alumna de la Bauhaus quien había trabajado como laboratorista para la agencia Dephot en Berlín y a quien Kati conocía de aquellos años. La fotografía fue la forma preferida de expresión de las mujeres intelectuales de Budapest, Kati Horna junto con Judit Kárász forman parte de un nutrido grupo de fotógrafas dentro de las que destacan Eva Besnyö[3] (1910- 2002) también alumna de Pécsi, Kata Kálmán (1909- 1978) y Rózsi Klein[4] (1905- 1970). A estas fotógrafas les sucede lo mismo que a sus contemporáneos varones, “fotógrafos profesionales húngaros que formaron en el extranjero, principalmente en Alemania [pero que en su fotografía] domina un sello particular que Károly Kincses llama hungarismo y que se caracteriza, además de por un alto nivel de calidad técnica por un particular sentido visual, que utiliza al máximo los recursos de la fotografía. Además del apego al paisaje húngaro y la atención al factor humano.” (Loup- Souguez, 2007, p. 318) En 1933 Paris era la ciudad por excelencia de las Vanguardias europeas, además de un refugio para los artistas e intelectuales judíos o de izquierdas que ya eran perseguidos por el nazismo. Horna, animada por Kassák, se fue a probar suerte como fotógrafa y en noviembre del mismo año entrega su primer reportaje gráfico para Agence Photo, una serie titulada Mercado de Pulgas. Al que al año siguiente, 1934 se suma otra famosa serie, Cafés de Paris. Al poco tiempo de llegar toma contacto con los surrealistas, Max Ernst, Wolfgang Burger, con quien realiza una serie de historietas fotográficas “protagonizadas por objetos animados como, por ejemplo verduras o huevos pintados, que critican la situación política europea. Una de las más famosas titulada Hitlerei, es la imagen de un huevo en su tribuna (el porta huevos) que dirige un discurso a otros huevos que lo escuchan. El huevo/orador tiene la cara de Hitler y en la imagen siguiente da un salto y se estrella al suelo” (Pelizzon, 2007, p.26) En 1937 Kati Horna llega a España con el encargo del Comité de Propaganda Exterior de realizar un álbum. A principios de año llega a Barcelona para enseguida partir al frente de Aragón. Entre marzo y abril trabajó también para la CNT- FAI, fotografiando a la División Ascaso en el frente y la vida cotidiana en los pueblos colectivizados. En junio se va a Valencia e ingresa como ayudante de redacción en la revista Umbral[5] y para las publicaciones de la CNT: Libre Studio,[6] Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera,[7] Tiempos Nuevos y Mujeres Libres (Sánchez Mejorada, 2004, p.8). Trabajando en Umbral conoce a quien sería su compañero de vida y de oficio, del cual tomaría el nombre, José Horna, pintor andaluz y dibujante del Estado Mayor de la República. Su afinidad intelectual les lleva a realizar trabajos conjuntos, sobre todo fotomontajes, la mayoría de ellos publicados en Umbral. Respecto a este período creativo, su hija Norah dice: “Mi madre siempre me sorprendió […] Su buen oficio y el talento para realizar los fotomontajes y collages junto con mi padre, José Horna, generaron un gran trabajo gráfico: carteles, propaganda, portadas de revistas o publicidad. El quehacer común y los acontecimientos que vivieron marcaron la orientación de sus obras más importantes” (Horna en VVAA, 2013, p.239) Documentó la guerra hasta la evacuación de Teruel. La caída de la capital catalana la sorprende ya en Paris. En 1938 en los Pirineos franceses José Horna es detenido e internado en un campo de concentración, ella relata “mi marido que era anarquista estuvo internado en diversos campos de concentración franceses de los que conseguí sacarlo al terminar la guerra, Al salir de ese infierno de los campos de concentración vigilados por la gendarmería francesa y los soldados senegaleses llegamos hasta Paris.” (García, 2014, p.88) Con la invasión nazi a Francia y el estallido de la II Guerra Mundial se ven obligados a exiliarse y en octubre de 1939 se embarcan con rumbo a Veracruz, México. Con 27 años llega a tierra mexicana, lleva consigo una pequeña caja de hojalata con imágenes tomadas por ella durante la Guerra Civil española, una maleta, su Rolleiflex y poco más. Siguen el viaje hasta la colonia Roma en el Distrito Federal en donde, en la calle Tabasco, encuentran su refugio hasta su muerte. Ahí se rodea de otros artistas exiliados como Mathias Goeritz (1915- 1990) con quien funda la asignatura de fotografía en la Escuela de diseño de la Universidad Iberoamericana en 1958, su amigo de infancia “Chiki” Weisz, Gunter Gerzso (1915- 2000) Eva Sulzer (1902- 1990), Wolfgang Paalen (1905- 1959) Luis Buñuel (1900-1983) y sus inseparables amigas, Remedios Varo (1908- 1963) y Leonora Carrington (1917- 2011) ambas pintoras surrealistas con quienes produce una gran cantidad de material artístico. Durante su estancia en México y hasta su muerte en el año 2000 Horna trabajó como fotógrafa de prensa, de arquitectura y como profesora de fotografía en la Universidad Iberoamericana y en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Participo en diversos grupos artísticos con importantes personajes de la cultura mexicana de la época. En 1985, quince años antes de su muerte Kati Horna dona todo su acervo fotográfico, excepto el de la Guerra Civil que tres años antes había dado al Estado Español al Instituto Nacional de Bellas Artes de México. En el año 2000 este se convierte en el Archivo Kati Horna con más de 23 mil negativos. [1] Una de las más importantes foto-montadoras del siglo XX estudió con Kati Horna en la Bauhaus. Grete Stern, quien en su exilio argentino fue pionera en la modernización de la técnica fotográfica. Durante 3 años se editaron 150 fotomontajes para la revista Idilio bajo el título de “El psicoanálisis le ayudará”. De estos se desprende su serie Sueños, fotomontajes que se caracterizaron “por una fuerte poética comprometida con la realidad femenina”.
[2] La Agencia Dephot fue fundada en 1928 por el húngaro Simon Guttmann y fue la primer agencia de fotografías de prensa en Berlin. Se convirtió en punto de encuentro de importantes fotógrafos y de quienes en un futuro llegarían a serlo, como Robert Capa. [3] Eva Besnyö también participa como fotógrafa en la Guerra Civil española según referencia de Capa, pero su trabajo durante la contienda es muy poco o nada conocido, por lo que no se le suele relacionar ésta. Es considerada una de las fotorreporteras más importantes del siglo XX, y la Gran Dama de la fotografía Holandesa. [4] Conocida en Paris como Rogi André, se casa con el fotógrafo André Kertész. Su trabajo al estar constantemente a la sombra del de su marido ha sido recuperado hasta hace muy poco. [5] Semanario Gráfico Anarcosindicalista [6] Revista de Acción cultural de la Confederación Nacional del Trabajo publicada en Valencia. [7] Órgano de la Confederación Nacional del Trabajo de Cataluña publicada en Barcelona.
1 Comentario
|
AutorTatiana Romero Reina (UCM) |