Hoy día podemos afirmar que el movimiento obrero estadounidense ha sido principalmente femenino, y que, Elizabeth Gurley Flynn es la figura que lo encarna. Su trayectoria militante empieza desde su más tierna infancia, militante en el Partido socialista, líder ideológica del sindicato Industrial Workers of the World (IWW), y la primera mujer presidenta de un partido político: el Partido Comunista de Estados Unidos. Elizabeth Gurley Flynn fue una mujer sindicalista, comunista y revolucionaria. Nació en el seno de una familia de inmigrantes irlandeses en la ciudad de Concord (New Hampshire) en 1890. A corta edad su familia debió mudarse a la ciudad de New York en búsqueda de mejores perspectivas económicas instalándose en el barrio inmigrante neoyorquino por excelencia, el Bronx. Tanto su padre como su madre eran militantes socialistas en Irlanda, y luego en el Socialist Party of America en Estados Unidos, por lo que desde pequeña tuvo una fuerte educación política. Cuando nos referimos a Elizabeth Gurley hay que hacer hincapié en su juventud, con 15 años era afiliada al Partido Socialista, con un año más dio su primer discurso público y, a los 17 formaba ya parte de la Convención de los Industrial Workers of the World con pleno derecho de voz y voto. En 1906, Elizabeth, con 16 años de edad, fue expulsada del instituto público de Morrils del Bronx sin poder graduarse, debido a haber dado un discurso en el que, como el título indica, ya convergen dos de sus principales preocupaciones: ¿Qué hará el socialismo por las mujeres? Después de su expulsión del instituto, cansada de no poder avanzar en las jerarquías del Partido Socialista por el simple hecho de ser mujer, se acercó al nuevo sindicato radical Industrial Workers of the World, de mano de su primer amor J.A. Jones. Ella vio en este sindicato la herramienta definitiva para luchar por el socialismo y la libertad de las mujeres en Estados Unidos. Es por ello que, los Industrial Workers of the World, no se pueden entender sin la figura de Elizabeth Gurley Flynn. Los IWW a pesar de ser socialistas, estaban muy influidos por el anarcosindicalismo. Era un sindicato que no tenía presidencia, únicamente tenían referentes de lucha, pero desde 1909, ella se convirtió en la cabeza visible, en su única líder. En ese año los IWW estaban organizando luchas por la Libertad de Expresión y la libertad de sindicalización en todo Estados Unidos y, Elizabeth participó en una de estas luchas en la ciudad de Spokane en California. En estos momentos tenía, con 17 años y estando embarazada de su primer hijo fue encarcelada, su hijo moriría poco después de nacer. Esto la convirtió en un símbolo para los IWW, el coraje con el que se enfrentó a su encarcelamiento, en su estado, dio inicio a una meteórica carrera que la convirtió enuna de las revolucionarias más importantes del siglo XX. Si bien el lapso de tiempo entre 1909 y 1912 en la Historia de los IWW se ha estudiado como un periodo de tiempo de reyertas internas y confinamiento interno, todas las luchas que llevaron a cabo estaban supervisadas por Elizabeth. 1912 iba a ser un año decisivo tanto para el movimiento obrero estadounidense, como para los IWW y así mismo para Elizabeth, era el año de la Huelga de Lawrence, Massachusetts. Esta huelga se conoce como la huelga de Bread and Roses (pan y rosas), haciendo referencia el pan a las mejoras económicas de las trabajadoras del sector textil y, las rosas, en una referencia a lo femenino y al socialismo. La huelga comenzó cuando unas mujeres trabajadoras del textil recibieron la noticia de un recorte salarial, sin pensarlo, salieron a la calle a protestar. Después de esta reacción espontánea decidieron ponerse en huelga, pero necesitaban una estructura que les amparara y les aconsejara por lo que llamaron al único sindicato que se prestaba a organizar a las mujeres, los IWW. Pronto se formó un comité de huelga representante de más de 14 nacionalidades bajo las órdenes de los sindicalistas Ettor y Giovannitti, hasta el momento, los organizadores más curtidos de la costa Este dentro de los IWW. Ambos organizadores fueron encarcelados a los meses de empezar la huelga como medida “preventiva”, esto le dio tiempo suficiente a Elizabeth Gurley Flynn de llegar al lugar de la huelga y a partir de entonces y hasta el final, fue ella quien la lideró. Junto a Elizabeth, también llegó el sindicalista más famoso de la época “Big Bill” Haywood, quien en unos años se haría con el control organizativo de los IWW. Mientras Haywood organizaba la financiación de la huelga con las donaciones del Socialist Party of America y los IWW, Elizabeth se encargaba de organizar la vida diaria de la huelga, así como la manutención de los niños y ensayaba la creación de una comunidad huelguística dentro de las mujeres. Pasaron unos meses y aunque el ánimo entre las huelguistas de la ciudad de Lawrence estaba muy alto, había un elemento de peligro que podría hacer perder la huelga: los niños que había que alimentar y cuidar. En un ambiente de poca comida y choques con la policía que se saldaban con muertes, los niños no podían vivir. Ante esto, Elizabeth y otras mujeres pertenecientes al partido socialista y las propias huelguistas decidieron enviar a sus hijos a hogares adoptivos de la ciudad de Nueva York. Esta decisión, fue la que otorgó una victoria sin precedentes a las huelguistas de Lawrence, tanto por las condiciones materiales de la lucha como por su repercusión en los medios, aparecían en las portadas de periódicos nacionales niños que tenían que huir de este conflicto a una ciudad tan cosmopolita como Nueva York. Los dueños de las compañías textiles tuvieron que claudicar y se vieron obligados a subir los salarios más del 20%, no solo a las obreras de Lawrence, sino a todas las obreras de la región de Nueva Inglaterra. Es decir, la huelga de una ciudad de apenas 50.000 habitantes, consiguió mejorar las condiciones de trabajo de más de 300.000 mujeres de la región. Esta huelga es recordada en el imaginario laborista estadounidense cómo las más épica, sin embargo, en este imaginario solo aparecen los IWW como colectivo y “Big Bill” Haywood como organizador, ni rastro de la mujer más importante en la organización de la huelga. Quienes sí guardaron registro de la participación de Elizabeth Gurley Flynn, fueron los archivos policiales, sabiendo que ella era una de las personas más importantes en el movimiento obrero del país. Tanto es así que, en 1913, los IWW declararon otra huelga en New Jersey. Directamente organizada por ella, al mes la policía ya la había arrestado, con lo que la huelga quedó desarticulada, siendo el mayor fracaso de los IWW en su historia. Destaca cómo la presencia de esta mujer así como su ausencia, tiene una incidencia tan grande en el triunfo de las luchas. El periodo de 1914-1917, fue un periodo de reflujo revolucionario en Estados Unidos y para los IWW también lo fue. Después de la huelga de Paterson (New Jersey) de 1913 no llevaron a cabo grandes luchas y se centraron en darle más sustancia a su cultura política y a ampliar la afiliación. En este tiempo, Elizabeth Gurley Flynn mantenía una relación con el anarquista Carlo Tresca, amigo personal y seguidor de Emma Goldman, lo cual la llevó a impregnarse de teorías anarquistas como la “Acción Directa” o el “Sabotaje”. Como hemos dicho, la ideología de Elizabeth Gurley Flynn siempre fue la del socialismo americano y el comunismo, pero en estos años intentaría incorporar al corpus del socialismo americano, las ideas anarquistas antes citadas con diversos textos y discursos. Al final, los IWW aceptaron la “Acción Directa” como una herramienta más en la batalla contra el viejo orden capitalista y, el “sabotaje” se dejó a elección individual, publicando el texto sobre sabotaje de Elizabeth y manteniéndolo en sus bibliotecas. 1917 es un año clave para la historia de la humanidad, la Revolución Bolchevique se alzó triunfadora y se creó el primer estado obrero. La posición mantenida por todos los dirigentes de los IWW fue de solidaridad con la Revolución y sus éxitos, pero por diversos choques ideológicos decidieron no permanecer en la Tercera Internacional, siendo esta su definitiva muerte política. Sin embargo, Elizabeth trasladó sus posiciones políticas al comunismo marxista-leninista manteniendo siempre su afiliación a los IWW y permaneció abierta a otros proyectos, siendo así, una de las fundadoras de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles. Durante los años 20 y 30 se dedicó a tres proyectos distintos, siempre con breves estancias en la cárcel: El Partido Comunista Estadounidense, la lucha por los derechos civiles y la lucha por los derechos básicos de las mujeres como la libertad reproductiva y sexual. Finalmente, en los años 60 consiguió ascender a la presidencia del Partido Comunista Estadounidense, siendo su mayor prioridad fortalecerlo después de los duros golpes durante el macartismo y la Caza de Brujas. En sus últimos años de vida, dio una muestra más de su apertura ideológica y su autorreflexión, replanteándose así su propia sexualidad, Muy posiblemente el fruto de ello fue la relación que mantuvo con su compañera de lucha Marie Equi. Elizabeth murió en un viaje oficial a la Unión Soviética en 1964 de un infarto. El gobierno soviético decidió, antes de repatriar su cuerpo, hacerle un funeral de estado e incluso ofrecer a su familia una sepultura en el cementerio de revolucionarios cerca del Kremlin. Su familia, agradecida por este reconocimiento, decidió que su lugar de sepultura tenía que ser el Cementerio de Forest Home en Chicago, junto a todas las generaciones de revolucionarios estadounidenses desde el Haymarket.
La invisibilización de las mujeres por la historiografía androcéntrica, tiene una de sus máximas expresiones en el caso de Elizabeth Gurley Flynn. Sabiendo que es difícil encontrar un hueco en el panteón de la Historia Nacional Estadounidense siendo un laborista, llama la atención que una mujer tan importante e imprescindible para el movimiento obrero estadounidense este totalmente borrada de la historia. Siendo la épica Huelga de Lawrence una de sus principales victorias no aparece en el lugar que le corresponde, llevándose todo el éxito un hombre como Haywood. Los únicos que han mantenido viva la llama revolucionaria de Elizabeth y su pensamiento han sido los IWW, hoy minoritarios y casi extinguidos.
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AutorJaime Caro (UAM) |